La inteligencia artificial ya está pagando facturas

IA PAGA FACTURAS

Lo curioso es que cuando empezó todo esto de la inteligencia artificial generativa, muchos pensaban que era humo. “Otra moda tecnológica”, decían. Lo mismo que se dijo del metaverso, de los NFT, del 5G…

Pero no. Esta vez no es una moda, o al menos no solo eso.
Porque ya hay empresas que cuentan los beneficios, no las promesas. Y eso cambia todo.

En Estados Unidos, por ejemplo, la IA generativa ha pasado de ser un juguete caro a una línea de negocio. Las grandes agencias —Ogilvy, Wieden+Kennedy, Droga5— están usándola para lo que importa: ahorrar tiempo sin matar la creatividad. En TechRadar publicaron hace poco un dato brutal: el 93 % de los directores de marketing globales ya ve retorno directo de inversión con IA.
No “potencial”, no “en pruebas”. ROI real.
El 83 % de los equipos también lo confirma.
Y cuando las cifras empiezan a hablar tan alto, los discursos cambian rápido.

En Reino Unido, donde siempre han tenido más cintura para adoptar tecnología, las agencias pequeñas están haciendo maravillas. Usan IA para traducir campañas a dialectos regionales, para ajustar tono y referencias culturales sin tener que pasar por veinte revisiones humanas. No sustituyen a los redactores, los liberan.
Y eso, sinceramente, es lo que más envidia da: que allí ya tienen tiempo para pensar.

En España, vamos algo más despacio, como casi siempre en esto de la innovación aplicada. Pero ya se nota el movimiento.
Según MarketingDirecto, el 98 % de los responsables de marketing destinó presupuesto a IA en 2024. El 59 % dice que ya entiende claramente el retorno. Son cifras que hace dos años parecían de ciencia ficción.
Y hay casos concretos: la consultora Babel asegura haber ahorrado más de mil horas de trabajo al mes gracias a sistemas de IA. Mil horas. No es poesía: son nóminas, tiempo y productividad.
Lo contó Cinco Días, no un blog entusiasta.

Pero más allá de los números, lo que me interesa es el cambio de tono.
Porque ahora la conversación no es “si” se usa IA, sino “cómo”.
Cómo mantener el alma de una marca cuando parte del contenido lo escribe un modelo. Cómo evitar que la automatización te robe la voz.
Y eso sí que no lo resuelve ningún algoritmo.

En América Latina, por cierto, la IA generativa está sirviendo para algo aún más interesante: democratizar el marketing. En México o Colombia hay pymes que crean sus primeras campañas profesionales con ayuda de herramientas gratuitas de IA. Antes ni se lo podían permitir. Ahora, en una tarde, tienen copies, creatividades y hasta vídeos decentes.
No es Madison Avenue, pero es algo más real: supervivencia digital.

En España, el entusiasmo convive con el recelo. Los datos dicen que más del 90 % confía en la IA, pero la mayoría mantiene supervisión humana en cada paso. Y me parece bien. Porque lo que distingue un buen texto de uno generado por máquina no es la ortografía ni la sintaxis, es la intención.
Esa chispa que no se programa.

Aun así, hay que reconocerlo: la IA está generando dinero.
No en el futuro, no “algún día”. Ahora.
Y quien no lo vea, corre el riesgo de quedarse fuera.

La moraleja es simple:
los que usen la IA para pensar menos, perderán;
los que la usen para pensar mejor, ganarán.

Y ahí está todo el asunto.

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